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¿CÓMO CONTROLA LAS GANAS DE COMER CUNADO ESTAMOS TRISTES, NERVIOSOS O ABURRIDOS

Estoy triste, ayer fue el cumpleaños de mi madre y nos dolió mucho no compartirlo con mi padre que falleció en Enero.Voy al supermercado y al acabar de llenar el carro de la compra me dirijo a la panadería y hecho un vistazo al surtido de panes. Mi mirada se queda hipnotizada por un tierno y apetitoso bizcocho. Doy un suspiro y pienso, me lo comería entero, a grandes bocados, incluso atragantándome. Imagino como sería tenerlo en la boca, empiezo a salivar, parece tan tierno que seguro que se deshace en la boca. Es que me metería dentro del bizcocho y desaparecería por unas horas masticando y engullendo sin parar. Siento un gran impulso de comprarlo y comerlo. Me digo a mi misma, no Lourdes, no alimenta y engorda. Ya sé, se lo llevo a los niños y yo lo pruebo, y me digo a mi misma, a los niños tan poco les alimenta y debe de llevar mucha azúcar que no es sana para la salud. Al final después de un rato debatiéndome entre el si y el no, consigo controlarme y no lo compro. Lo que yo iba a hacer era comer sin hambre, consolarme comiendo. Soy consciente de que quería tapar mi pena con el bizcocho,  quería secarme las lágrimas en él.

Somos muchos los que a veces nos refugiamos en la comida cuando estamos estresados, tristes, ansiosos o aburridos. Canalizamos estas heridas emocionales comiendo. Es fácil y agradable, y por un rato nos puede ayudar a desviar la atención de lo que nos preocupa. Pero sólo por un rato, claro, y además no podemos estar comiendo sin control,  tendría consecuencias nefastas para la salud

Entender qué desencadena la conducta de comer emocionalmente puede ayudar a seguir los pasos necesarios para dejar de hacerlo. ¿Qué se esconde detrás de un atracón de comida, de no poder parar de comer? Puede ser la necesidad de afecto, de ser comprendido, reconocido, querido, valorado…Nuestro cuerpo y nuestros cerebro se pasa el tiempo haciendo reajustes,. Comemos cuando tenemos hambre y cuando recibimos el mensje de que estamos llenos, paramos de comer. Si comemos por razones diferentes a la de que nuestro cuerpo produzca un mensaje de hambriento, podríamos acabar comiendo de form compulsiva. muy importante ser consciente de lo que nos provoca esas ansias de comer. Una vez que hayamos reconocido la emoción debemos  dejarla sentir, permanecer ahí respirando, siendo consciente del momento.

Es muy interesante también que cuando comamos lo hagamos lentamente y recreándonos en los sabores, olores y texturas, incluso a cámara lenta para disfrutar más de la comida y ser realmente consciente de la cantidad que comemos.

Lo más importante es escuchar a nuestro cuerpo, y conectarlo con nuestra mente. Cuidarlo y ser conscientes de las cosas maravillosas que podemos hacer con él, como comer cuando tenemos hambre, caminar, hablar, correr, coger cosas, reconocer objetos. No valoramos lo que nuestros cuerpos pueden hacer hasta que nos lesionamos o caemos enfermos.

A veces hago esta pregunta a mis clientes en las sesiones de Coaching y más concretamente a las personas que quieren conseguir un peso saludable o dejar de fumar.¿De qué tienes hambre? ¿Realmente tienes sólo hambre de comida?

Al final conseguí no comprar ese bizcocho y por la tarde, me fui al gimnasio. Prefiero sudar las emociones que comérmelas y así lo hice.